Se aproxima el final de temporada, en el que al Sporting sólo le queda cubrir el expediente. Los rojiblancos deberán disputar dos partidos en El Molinón que van a ser complicados, más por un ambiente que se presenta enrarecido, debido al fracaso de la temporada. El Córdoba próximo visitante, aún tiene ilusiones de poder dar la campanada, sin que parezca probable que pueda limar ocho puntos a Las Palmas y seis a la Ponferradina. En cualquier caso, la ilusión es de los cordobeses, porque en el caso de los rojiblancos ya no hay ningún pito que tocar.
La temporada rojiblanca acabó en decepción, aunque de poco vale lamentarse de lo que pudo haber sido y no fue. La situación parece similar a la de la pasada campaña, en la que unos consideran que la falta de victorias en las siete primeras jornadas fue determinante y otros que las derrotas en encuentros clave, frente al Zaragoza, el Mallorca y el Villareal, en la fase final, fueron las causantes del descenso. En la actual se analiza el fatal comienzo, pero tampoco se olvida que derrotas tan inesperadas como incomprensibles, ante el Sabadell, la Ponferradina y el Hércules dejaron descabalgado al conjunto rojiblanco.
Lo que queda es cubrir el expediente deportivo en el final de campaña y preparar la próxima, con un exceso de dificultades, por la crítica situación financiera y frente a una reacción social adversa para el máximo accionista. Fernández está dispuesto a vender, pero lo que hace falta saber es quien quiere comprar y quien tiene posibilidades de hacerlo en estos tiempos. El club tiene una deuda que debe asumir el supuesto comprador, además de la inversión por el paquete mayoritario de títulos de la entidad. La situación es más compleja y complicada de lo que parece, mientras se vive un final insulso y con un escaso atractivo deportivo.